
Desde niña yo quería elegir mi propia ropa. Algo único, algo especial, elegido por mí. No heredado. Y como pocas veces lo tenía, inventaba con lo que había. Una remera larga de mi madre se volvía vestido, camisa, capa. La infancia no pide permiso: crea.
![]() | ![]() |
![]() |
Entre la niña que inventaba y la adulta que diseña nacieron los Marla.
Ese juego se volvió mi superpoder: transformar el mundo imaginario en prenda. De ahí nacen los pijamas Marla. Ilustraciones estampadas en viscosa, suaves sobre la piel, convertidas en piezas que habitan lo cotidiano con intimidad.
No hubo plan maestro. Hubo telas desparramadas, escalas que no cerraban, pruebas tachadas, retazos en el piso. Hubo intuición y desorden. Y hasta Lynch, que eligió su print preferido echándose arriba de las telas. El caos también diseña.
![]() | ![]() | ![]() |
Así nacieron los pijamas Marla: camisa y pantalón. Prints que salieron de mis dibujos y terminaron en la piel. No son solo pijamas: son piezas para quedarse en casa, para salir a la calle, para inventar un día distinto.
![]() | ![]() | ![]() |
El pijama también sabe escapar de la cama.
Vico Posada lo llevó a la calle y lo transformó en look. Un statement urbano con alma de casa.
![]() | ![]() | ![]() |
Mirá el día completo con Vico en pijama Marla, acá
Y si todavía alguien duda de que un pijama puede ser un plan, ahí está Lucía Soria: una mañana de feriado se regaló un brunch, guitarra en mano, vestida con un Marla.
Quedarse en pijama también es un lujo: cocinar rico, cantar bajito, bloquear la agenda.
![]() | ![]() | ![]() |
Mirá el video de la mañana de feriado de Luchi Soria acá
Marla no nació para dormir.
Nació para recordarnos que todavía podemos elegir —aunque sea una prenda que huela a infancia, a libertad, a tiempo propio.